Paul và Lindsey, una pareja de recién casados, se muda a una casa de campo antigua con la ilusión de comenzar una vida tranquila lejos de la ciudad. El lugar parece idílico: rodeado de un entorno verde y silencioso, perfecto para formar una familia. Pero poco a poco se dan cuenta de que no están tan solos como pensaban.
Pronto comienzan a escuchar ruidos extraños por la noche: arañazos en las paredes, maullidos inquietantes y sombras fugaces en los pasillos. Lindsey intenta convencerse de que se trata de gatos callejeros, pero los sonidos se vuelven cada vez más agresivos, casi como si “algo” intentara entrar.
Una tarde, Paul encuentra el cobertizo completamente destrozado y cubierto de arañazos profundos. Al investigar, descubre una colonia de gatos salvajes que merodean por la propiedad. Al principio, parecen simplemente territoriales, pero su comportamiento se vuelve rápidamente hostil… e inteligente.
Las cosas se complican cuando Paul es atacado en plena noche por una decena de gatos que consiguen entrar por una ventana abierta. Lindsey, aterrorizada, logra expulsarlos, pero los animales regresan, más numerosos y violentos, como si estuvieran obedeciendo una voluntad colectiva.
Con el paso de los días, las emboscadas se intensifican. Los gatos se deslizan por las tuberías, se esconden en el ático y bloquean cualquier intento de escapar. La pareja comienza a vivir en un continuo estado de asedio, atrapados dentro de su propia casa transformada en jaula.
Desesperado, Paul busca ayuda en el pueblo, donde descubre que la casa tiene un pasado oscuro. Según antiguos vecinos, una anciana que había vivido allí mantenía decenas de gatos a los que consideraba su única familia… y juró protegerlos incluso después de la muerte. Se rumorea que su espíritu aún acecha el lugar.
Comprendiendo que no se trata de simples animales callejeros, sino de criaturas poseídas por una fuerza maligna, Paul y Lindsey preparan un último intento de huida. Usan gasolina, trampas improvisadas y luz intensa para abrirse paso entre las hordas de felinos enloquecidos.
Strays culmina con una fuga frenética en medio de la oscuridad, dejando atrás la casa envuelta en llamas. Pero cuando creen estar a salvo, un par de ojos brillantes aparece entre los matorrales… recordándoles que algunas maldiciones no terminan, solo cambian de forma.