These Final Hours es una poderosa y angustiante película australiana que plantea una pregunta esencial: ¿qué harías si supieras que el mundo va a terminar en unas pocas horas? Dirigida por Zak Hilditch, esta historia nos sumerge en los últimos momentos de la humanidad, en un escenario apocalíptico marcado por el caos, la desesperación… y la esperanza.
La película sigue a James, un joven que inicialmente solo busca evadir la realidad. Con el conocimiento de que un evento catastrófico terminará con la vida en la Tierra en menos de doce horas, James decide ir a una fiesta para olvidar lo inevitable. Pero su viaje toma un giro inesperado cuando rescata a una niña llamada Rose de un secuestro brutal.
A partir de ese momento, la historia se transforma en una travesía emocional e intensa. James, que en principio quería escapar de todo, se ve obligado a enfrentarse a su propia conciencia y tomar decisiones que podrían redimirlo en sus últimas horas. La conexión entre él y Rose se convierte en el corazón de la narrativa.
El mundo que los rodea está colapsando: incendios, violencia, suicidios colectivos y un sentimiento generalizado de desesperanza. Sin embargo, entre todo ese caos, surgen momentos de profunda humanidad. La película no solo muestra el fin del mundo, sino también la capacidad del ser humano de encontrar compasión y sentido cuando todo está perdido.
La cinematografía es cruda y realista, con un uso efectivo de la luz y el paisaje australiano para aumentar la sensación de calor, claustrofobia y urgencia. La banda sonora, sutil pero poderosa, acompaña perfectamente la atmósfera apocalíptica que envuelve a los personajes.
Las actuaciones son especialmente destacables. Nathan Phillips ofrece un retrato convincente de un hombre roto, mientras que Angourie Rice, como la pequeña Rose, brilla con fuerza en un papel difícil y conmovedor. Juntos, logran una química emocional que le da peso al drama y profundidad a la narrativa.
These Final Hours no es una película de desastres convencional. Es una reflexión íntima sobre la redención, las segundas oportunidades y lo que realmente importa cuando el tiempo se agota. En lugar de buscar grandes explosiones, apuesta por la introspección y el conflicto moral.
Al final, la película deja una marca imborrable: no por el fin del mundo, sino por la belleza trágica de los momentos finales compartidos entre dos desconocidos que encontraron humanidad en medio del apocalipsis.