Even Lambs Have Teeth es una intensa película de terror y venganza dirigida por Terry Miles que ofrece una mirada impactante sobre la supervivencia, la justicia y el empoderamiento femenino. Con una mezcla de horror rural, suspenso psicológico y acción, esta historia desafía los estereotipos del género slasher.
La trama sigue a dos jóvenes amigas, Katie y Sloan, quienes deciden pasar unas vacaciones trabajando en una granja orgánica como parte de un programa de intercambio rural. Emocionadas por la idea de aventura, ambas se embarcan en el viaje sin imaginar la pesadilla que las espera.
Lo que comienza como una experiencia divertida se convierte rápidamente en una trampa mortal cuando son secuestradas por una red de tráfico humano operada por hombres aparentemente respetables del pueblo. Encerradas, torturadas y humilladas, las chicas enfrentan lo peor de la crueldad humana.
Pero Even Lambs Have Teeth no es una historia de víctimas pasivas. Después de escapar, las protagonistas se transforman en agentes de su propia justicia. Con valentía y determinación, deciden buscar venganza contra cada uno de sus agresores, uno por uno, con brutal eficacia.
La película destaca por su tono estilizado, un uso inteligente del humor negro y una atmósfera de constante tensión. Aunque violenta, nunca pierde el enfoque en el mensaje: la fuerza interna y la resiliencia de las mujeres frente a la opresión.
Las actuaciones de Tiera Skovbye (Katie) y Kirsten Zien (Sloan) son poderosas y realistas, transmitiendo tanto vulnerabilidad como ferocidad. Sus personajes evolucionan con fuerza a medida que toman el control de su destino.
La dirección de fotografía refuerza el contraste entre el paisaje bucólico y la violencia brutal que se esconde bajo la superficie de este pequeño pueblo. Cada escena está cuidadosamente construida para aumentar el suspense y dejar al espectador en el borde del asiento.
Even Lambs Have Teeth no es solo una película de venganza; es una declaración audaz sobre la justicia, la fuerza femenina y la necesidad de no subestimar nunca a quienes parecen frágiles. Porque incluso los corderos... también tienen dientes.
