Texas Chainsaw (2013) es una aterradora continuación directa del clásico original de 1974, que revive el horror icónico del asesino Leatherface con una mezcla de sangre, suspenso y legado familiar. Esta vez, el pasado regresa con fuerza… y con una motosierra en mano.
Décadas después de la masacre que conmocionó a Texas, una joven llamada Heather Miller descubre que ha heredado una lujosa mansión de una abuela que nunca supo que tenía. Lo que parece un golpe de suerte pronto se transforma en una pesadilla inimaginable.
Heather viaja al pueblo junto con sus amigos para reclamar su herencia, sin saber que entre las paredes de esa antigua casa se esconde un secreto macabro: su vínculo directo con la familia Sawyer… y con el monstruo que vive en el sótano.
Leatherface, oculto durante años, despierta con furia al sentirse amenazado. La violencia vuelve a desatarse, y la sangre corre nuevamente en un pueblo que nunca quiso enfrentar su oscuro pasado. La brutalidad es inmediata, cruda y salvajemente impactante.
La película combina elementos modernos del cine de terror con un respeto visual y narrativo por el clásico original. El ritmo es vertiginoso, con muertes gráficas y escenas de persecución que elevan la tensión a su máximo nivel.
Más allá del gore, Texas Chainsaw (2013) plantea preguntas inquietantes sobre la identidad, la herencia y la lealtad familiar. ¿Puede alguien escapar del legado de sangre con el que nació? ¿O el pasado siempre encuentra la manera de alcanzarte?
La ambientación rural, el clima opresivo y la figura imponente de Leatherface crean una atmósfera asfixiante que atrapa al espectador sin descanso. Cada rincón de la casa, cada sombra del bosque, respira amenaza.
Texas Chainsaw es más que una simple película slasher: es un regreso feroz a uno de los mitos más aterradores del cine de horror. Una historia de terror que no solo corta carne… también corta el alma.