Monolith (2016) es un thriller de suspenso dirigido por Ivan Silvestrini que mantiene a los espectadores al borde de sus asientos con su tensión psicológica y su atmósfera inquietante. La historia sigue a Sandra (Katrina Bowden), una madre que emprende un viaje por carretera con su hijo en un innovador automóvil de alta tecnología llamado Monolith. Diseñado para brindar máxima seguridad, este vehículo parece ser impenetrable, pero pronto se convierte en una trampa mortal cuando Sandra queda atrapada afuera y su hijo queda encerrado dentro.
Lo que comienza como un viaje aparentemente normal se transforma rápidamente en una pesadilla desesperante. En medio del desierto, con temperaturas extremas y sin ayuda a la vista, Sandra debe encontrar una manera de salvar a su hijo antes de que sea demasiado tarde. La película juega con la desesperación y la impotencia, mostrando la lucha de una madre contra el tiempo, la tecnología y sus propios errores.
Uno de los elementos más fascinantes de Monolith es cómo utiliza un entorno minimalista para construir una tensión constante. La vastedad del desierto crea una sensación de aislamiento absoluto, aumentando la angustia de Sandra mientras intenta romper el sofisticado sistema de seguridad del automóvil. La película logra mantener el suspenso con recursos simples pero efectivos, como el uso del sonido y la actuación física de su protagonista.
Katrina Bowden ofrece una interpretación intensa y emotiva que sostiene toda la película. Su evolución de una madre confiada a una mujer desesperada y dispuesta a todo por su hijo es impresionante. A través de su actuación, el espectador siente su angustia, su desesperación y su determinación creciente a medida que lucha contra un enemigo inesperado: la propia tecnología que debía protegerla.
El guion de Monolith explora no solo el suspenso, sino también una crítica sutil a nuestra dependencia de la tecnología. El automóvil, diseñado para ser el más seguro del mundo, se convierte en una prisión inquebrantable, demostrando cómo la confianza ciega en los avances tecnológicos puede tener consecuencias imprevistas. Esta temática agrega una capa de profundidad a la historia, haciéndola aún más relevante en la era moderna.
Visualmente, la película utiliza colores cálidos y una fotografía que resalta la inmensidad del desierto, aumentando la sensación de desesperanza y vulnerabilidad. El contraste entre la modernidad del Monolith y la naturaleza salvaje del desierto refuerza la lucha entre el ser humano y la tecnología. La cinematografía contribuye enormemente a la atmósfera claustrofóbica y angustiante del filme.
Otro punto fuerte de la película es su ritmo bien equilibrado. Aunque la historia se desarrolla en un solo escenario principal, la dirección y el guion logran mantener la atención del espectador con giros inesperados y momentos de gran tensión. Cada intento de Sandra por recuperar el control de la situación está cargado de suspenso, manteniendo al público en vilo hasta el desenlace.
En conclusión, Monolith es un thriller psicológico atrapante que aprovecha al máximo su premisa sencilla para generar una historia intensa y llena de tensión. Con una actuación convincente, una cinematografía impactante y una reflexión intrigante sobre la dependencia tecnológica, la película se convierte en una experiencia envolvente que deja una profunda impresión en el espectador.