Cujo (1983)

Cujo (1983)
   

En la tranquila comunidad rural de Castle Rock, Maine, la vida parece fluir sin sobresaltos. Donna Trenton, ama de casa, intenta lidiar con las tensiones de su matrimonio con Vic, mientras cuida de su pequeño hijo, Tad. La familia lleva una existencia común… hasta que un peligro inimaginable se esconde en un lugar tan cotidiano como la granja del mecánico local.

En esa misma granja vive Cujo, un enorme y dócil san bernardo. Un día, mientras persigue a un conejo por el bosque, el perro mete la cabeza en una madriguera y es mordido por un murciélago infectado de rabia. La herida parece inofensiva al principio, pero poco a poco la enfermedad comienza a transformar su carácter.

La rabia avanza, borrando toda docilidad y volviendo a Cujo una máquina de violencia. El perro, antes amigable, se convierte en un depredador silencioso, con la mirada fija y espumosa, acechando sin piedad. Su primera víctima es el propio mecánico, seguido de cualquiera que tenga la mala fortuna de cruzarse en su camino.

Mientras tanto, Vic se ausenta de casa por un viaje de trabajo, dejando a Donna y Tad solos. Cuando el coche de Donna empieza a fallar, decide llevarlo al mecánico… sin saber que la granja se ha convertido en el dominio letal de Cujo. Al llegar, el perro la ataca de forma repentina y brutal, forzándola a refugiarse dentro del coche junto a su hijo.

 

Lo que sigue es un asedio sofocante bajo el sol del verano. Encerrados en el vehículo, sin agua ni comida, madre e hijo intentan soportar el calor y el miedo mientras Cujo ronda afuera, golpeando el coche, gruñendo y esperando el momento perfecto para atacar.

Cada intento de escape es frenado por la fuerza y ferocidad del perro. Donna, desesperada, debe encontrar el valor para proteger a su hijo, aunque eso signifique enfrentarse cara a cara con la bestia rabiosa. Tad, cada vez más débil por la deshidratación y el pánico, se convierte en la prioridad absoluta de su madre.

En el clímax, Donna se arma con un bate y sale del coche, enfrentando a Cujo en una lucha de vida o muerte. La batalla es violenta y agotadora, pero el instinto maternal y la desesperación le dan la fuerza para acabar con la amenaza.

Cujo termina con un respiro amargo: madre e hijo sobreviven, pero la experiencia los deja marcados para siempre. Lo que empezó como un día rutinario se transformó en una pesadilla claustrofóbica que demostró que, a veces, el horror puede venir de lo más familiar.