As Good as Dead (2022) es un thriller de acción cargado de tensión, secretos oscuros y una lucha implacable por la redención. Dirigida por R. Ellis Frazier y protagonizada por Michael Jai White, esta película nos sumerge en un mundo de violencia, misterio y segundas oportunidades.
La historia sigue a Bryant, un hombre solitario que vive en una zona rural de México, escondiéndose de un pasado que lo persigue. Cuando un joven del barrio muestra interés en aprender defensa personal, Bryant accede a entrenarlo, sin saber que esto desatará una cadena de eventos peligrosos.
El joven, Oscar, demuestra gran habilidad y pronto llama la atención de personas equivocadas. Su creciente confianza lo lleva a un mundo criminal donde sus habilidades se convierten en herramientas de violencia, desatando una guerra que pondrá en peligro a todos los que lo rodean.
Bryant se ve obligado a salir de las sombras y enfrentarse a los fantasmas de su vida anterior. Lo que empieza como una simple historia de mentor y alumno se transforma en una intensa batalla por la supervivencia, en la que ambos deben decidir qué tipo de hombres quieren ser.
La película combina intensas secuencias de acción con una narrativa cargada de emociones. A través de combates perfectamente coreografiados, diálogos duros y decisiones morales complejas, As Good as Dead logra mantener la atención del espectador hasta el final.
Michael Jai White brilla no solo por sus habilidades físicas, sino también por la profundidad emocional que aporta a su personaje. Su interpretación de un hombre roto pero determinado resuena con fuerza a lo largo del filme.
Con una ambientación árida, música tensa y una dirección sólida, la cinta transmite una sensación constante de peligro y urgencia. Cada escena está impregnada de una energía cruda que impulsa la historia sin descanso.
As Good as Dead no solo ofrece adrenalina y peleas explosivas, sino también una poderosa reflexión sobre la redención, la responsabilidad y los lazos que se forman en los momentos más oscuros. Una película que demuestra que incluso los hombres más marcados pueden luchar por hacer lo correcto.