Proximity (2020) es una película de ciencia ficción independiente que cautiva desde los primeros minutos. Escrita y dirigida por Eric Demeusy, esta obra nos sumerge en un viaje fascinante entre lo terrenal y lo desconocido, donde el contacto con lo extraterrestre desata una serie de eventos impredecibles.
La historia gira en torno a Isaac, un joven científico que trabaja para la NASA y cuya vida cambia radicalmente tras un encuentro cercano con una nave alienígena. Lo que comienza como una experiencia inexplicable se transforma rápidamente en un fenómeno viral que sacude las redes sociales.
Mientras el mundo reacciona con escepticismo y asombro, Isaac se ve envuelto en una red de conspiraciones y persecuciones. Agencias secretas lo vigilan, su cordura es puesta en duda, y la línea entre la verdad y la paranoia se hace cada vez más borrosa.
En su desesperada búsqueda de respuestas, Isaac conoce a otras personas que han vivido experiencias similares. Unidos por lo imposible, descubren que son parte de algo mucho más grande de lo que jamás imaginaron: una conexión interplanetaria que podría cambiar el destino de la humanidad.
La película destaca por su combinación de efectos visuales sofisticados y una narrativa introspectiva. Demeusy logra crear una atmósfera envolvente, fusionando la ciencia ficción con un toque emocional y humano que resuena profundamente con el espectador.
A pesar de ser una producción independiente, Proximity sorprende con su calidad técnica y estética. Su estilo visual pulido y su ritmo constante mantienen el interés del público mientras se desarrollan los misterios centrales de la trama.
La banda sonora, compuesta por Jermaine Stegall, añade una dimensión emocional clave al film. Cada nota acompaña las emociones de los personajes, intensificando los momentos de tensión, descubrimiento y asombro.
Más que una historia de ovnis, Proximity es una reflexión sobre la identidad, la fe y la necesidad de conexión en un universo vasto y desconocido. Una propuesta única que invita a mirar al cielo con nuevos ojos y preguntarse: ¿y si no estamos solos?
